La compañía busca 100.000 dólares de financiación en Indiegogo y promete las primeras unidades para abril.
Xiaomi no es la única startup que está fabricando smartphones con una relación de calidad-precio interesante. Además del gigante chino -que se ha erigido como una de las firmas emergentes con mayor valoración- hay jóvenes empresas mucho más modestas dedicadas al negocio. Es el caso de Comet, una compañía con sede en Palo Alto (California), que se centra en un solo producto.
La prestación más llamativa del teléfono y que se vende como su seña distintiva es que es completamente sumergible, además de flotante. Pero tiene muchas otras. El smartphone Comet dispone de dos cámaras duales de 16 megapíxeles que se pueden activar de manera simultánea para realizar grabación sincronizada de vídeos y tomar fotos a la vez. También cuenta con algunas prestaciones de seguridad, como un bloqueo Quantum de grado militar que asegura la privacidad de los usuarios con comunicaciones de voz encriptadas.
Este smartphone tiene otras propiedades poco útiles, pero que pueden gustar a algunos fanáticos del diseño y los teléfonos con personalidad. Por ejemplo, cuenta con un borde con un LED turquesa que se enciende cada vez que se recibe una llamada, mensaje o notificación y una plataforma biométrica que es capaz de detectar la temperatura corporal y las emociones y plasmarlas a través de diferentes tonos. Cada color reflejaría emociones como la felicidad, excitación, amor, entusiasmo, etc. A ello se suma una app preinstalada con mensajería a través de burbujas.
“Desarrollamos Comet para ser un teléfono que realmente la gente pueda llevar a cualquier parte. También queríamos que Comet reflejara realmente la personalidad de los usuarios, por lo que lo hemos hecho tan personalizable como sea posible”, señala el fundador de la startup, Prashanth Raj Urs.
A nivel técnico, el Comet viene con Android 5.1 e incorpora un procesador octa-core Snapdragon 810 a 2,5 Ghz, 4 GB de RAM y una batería de 2800 MaH. El Comet se distribuye desbloqueado y se puede usar con cualquier operadora y en cualquier país.
Sus creadores aseguran que conciben los smartphones no solo como dispositivos, sino como una especie de “custodios” de nuestras vidas y de un sinfín de experiencias, resultando “una extensión de quiénes somos”.
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